Dicen los viejos marineros que en las noches de luna llena sus sueños se tornaban violentamente lúbricos por las llamadas de las sirenas. Mujeres de brillantes mentes y agudos sentidos que, con sus reclamos, anegaban barcos y corazones.
Siento vuestra llamada y como sirena madura que soy no puedo evitar la sonrisa de comprobar la perfección con la que se repite la historia. La misma historia. Buena suerte chicas. La vais a necesitar en un mundo ahito de testosterona masculina.
Un besito de Ariel.
jueves, 2 de abril de 2009
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario